Ahora conocerás 10 reglas elementales: fundamentales, primordiales pero a la vez sencillas, que todo padre y madre debería recordar siempre para lograr y mantener siempre unas relaciones plenas y exitosas con sus hijos:
1. Bríndales Tu Afecto.
En este terreno no hay peligro de desmesura: los padres somos su primera y más importante escuela de amor. Edificamos su plataforma emocional y les mostramos el valor de un abrazo, de una caricia. Saber tratarles bien cuando no tienen problemas les ayuda a resolverlos mejor cuando éstos se presentan. El afecto es un factor muy importante en el desarrollo de nuestros hijos, y tiene que ver con cuatro aspectos fundamentales en la vida del niño: • Los cuidados maternales; • Una gran responsabilidad por parte de los padres; • El dar cariño, caricias, ternura, y • El respeto a la individualidad del niño.
Cuando el niño recibe atención y afecto por parte de sus padres, caricias, etc. se le estimula el aprendizaje y el desarrollo de su inteligencia, se le brinda seguridad, estabilidad emocional, felicidad, optimismo y facilidad para expresar sus sentimientos y su amor. Lo contrario sucede cuando el niño no recibe un afecto completo en su hogar.
2. Pasa mucho tiempo con ellos.
Hasta los 11 años los hijos necesitan estar cerca de sus padres tanto como comer. Luego, los amigos adquieren cada vez mayor relevancia, pero no debemos alejarnos; por eso: Dedícales Tiempo, Hazte Presente, Elógialos, Préstales mucha atención y No Compres su amor o suplas tu ausencia con bienes o con dinero.
Aprovecha cada instante que tengas para compartir con tus hijos. Hazlo de manera consiente pero espontanea; recuerda que en corto tiempo antepondrán sus amigos y actividades por sobre ti. Pasar tiempo con los hijos es una experiencia maravillosa pues en realidad ellos te dan mucho más de lo que tú les entregas.
Pasa tiempo genuino y verdadero con tu hijo, debe haber tiempo compartido, en momentos en que nuestros hijos se sientan escuchados, amados y queridos; donde puedan conocer los detalles de la vida de sus padres y que podamos interactuar con ellos. Estos tiempos tienen que ver con cualquier aspecto desde el día a día desde hacer tareas, contar cuentos, jugar hasta compartir vivencias y creencias de cada uno de nosotros. Desayuna con tus hijos, sena en la noche con tus hijos. Lleven todos a la mesa en la mañana un deseo positivo para el dia y a la noche compartan las experiencias del dia. Recuerda que más del 70% del tiempo útil en la formación de tus hijos lo obtiene de su hogar y de la calidad de tiempo que comparte con sus padres.
Por ocupado o estresado que puedas estar, ese tiempo de calidad que compartas con tu hijo no solo lo beneficiara a él en el corto, mediano y largo plazo, sino que incluso Tu sentirás esa energía que ellos te devuelven multiplicada y expresada en una mirada de AMOR agradecida y orgullosa.
3. Dales Ejemplo.
Que siempre haya coherencia entre lo que predicas y lo que haces. Recuerda: sólo lo bien hecho educa. Ellos lo saben mejor que tu y no dudaran en pasarte la factura cuando llegue el momento. Te sorprenderás con la gran memoria que tienen. Recuerda siempre que: “Las Palabras conmeven, pero el Ejemplo Arrastra”.
4. Promueve en ellos su Capacidad de Alegrarse y de Sentir la Satisfacción del Deber Bien Cumplido.
Recuerda que lo que los niños pueden y deben hacer no ha de hacerlo otro por ellos. Espéralo, se paciente pues tu afán o intolerancia al respecto hace la incapacidad del pequeño.
Asi como a ti te gusta que te feliciten en tu trabajo por algo bueno que lograste, al niño le fascina ser reconocido. Así cuando tu hijo realice su deber, cual fuere, elógialo mucho, dale besos, abrazos, caricias, palmaditas. Es este un refuerzo positivo. A todos los niños les encanta saber que hacen bien las cosas como cuando recogen sus juguetes, cuando comparten algo muy apreciado para ellos. Démosle amor cuando hacen bien las cosas, cualquier cosa que sea, y además los alentamos a hacerlo. El Solo Quiere Agradarte Siempre.
5. Pon Límites y Ejerce Autoridad Bien Enfocada.
Traza líneas claras entre lo que pueden y lo que no pueden hacer. No obrar así es como dejarlos en un cuarto oscuro: si no hay paredes, acabarán cayendo al vacío. Si las hay, se golpearán con alguna y les dolerá, pero les estarás salvando de algo aún peor. Si has explicado las reglas y sabes que las han entendido, deben responsabilizarse de sus faltas.
Un grueso número de personas que conocemos son en realidad seres humanos excepcionales, pero algunos de ellos con personalidad conflictiva y aversa a cumplir las reglas y normas esenciales. Se trata de seres con personalidad trasgresora.
Sin embargo, ningún ser humano nace siendo un ser conflictivo o trasgresor. Ese es un hábito que aun cuando no nace con nosotros puede terminar por convertirse en parte de nuestra personalidad; por lo tanto es posible delinearlo desde los primeros meses y años de formación a través de la implementación de un simple pero poderoso instrumento al cual muchos padres le tememos pero que está al alcance de todos: LOS LIMITES Y LA AUTORIDAD BIEN ENFOCADA.
6. Ten en cuenta su edad y su madurez.
Los niños de corta edad actúan intentando responder a las expectativas de sus padres, no por miedo al castigo. Aprenden mejor con premios y alabanzas que con amenazas que a veces no entienden. Aplica la regla de que funciona más la “seducción” que la “imposición”. Esa sirve y aplica siempre.
7. Enséñales a convivir con la ansiedad de la existencia.
Explícales que vivir la vida puede imponer dificultades en algunas oportunidades; pero que ellos mismos cuentan con los recursos necesarios para afrontarlas y superarlas adecuadamente. Si no lo hacemos, fomentaremos su intolerancia a la frustración.
8. Identifica sus dificultades de maduración.
Hay dos posibilidades: el niño normal con ritmo más lento y el niño inmaduro. Los primeros suelen presentar dificultades en el área del lenguaje. Es muy importante tener paciencia, no agobiarles y darles confianza. La inmadurez se manifiesta con un bajo rendimiento en todas las áreas y una dependencia constante de los padres.
9. Ayúdales a comprender a otras personas.
El enseñarles a conocer, comprender y compartir con otros, fomentará sus habilidades sociales y les permitirá tener más y mejores amigos.
Explícales que cada persona es diferente que tiene sus propios intereses, maneras de pensar, gustos, etc. Que no por ello son malos o buenos; hazle notar que simplemente son distintos y que precisamente en esa diversidad ideológica y de personalidad esta el gusto y la riqueza de la interrelación humana.
10. Dales la oportunidad de hablar con Dios o de decidir si quieren hacerlo.
De acuerdo con algunos expertos, una formación que los acerque a su esencia espiritual, puede ayudar a que el niño forje su vida a su manera. Tener una base espiritual puede ayudar a los niños a sobrellevar crisis, resistir a la presión de los coetáneos y evitar influencias negativas tales como drogas y alcohol, dice Lisa Miller, PhD, profesora de psicoterapia y espiritualidad en Teachers College, Columbia University. De acuerdo con la Dra. Miller, estudios han demostrado que una relación con el Divino, aunque usted define el término, es “el elemento más protector de los niños.”
Hablando con Dios obtenemos respuestas a preguntas difíciles como ¿Por qué existe el dolor? o ¿por qué sufro?. La espiritualidad ayuda a combatir el miedo, a desapegarse de lo material, a amar libremente, a desear el bien ajeno.
Difícil? Te parecen complicadas de seguir estas Diez Simples pero Elementales Reglas de Vida para una relación plena y exitosa siempre con tus hijos? Claramente NO. Seguirlas en cambio, resulta sumamente sencillo por que pertenecen a la esencia natural del ser y por ello conocerlas permitirá que fluyan con mayor naturalidad y espontaneidad.