septiembre 01, 2010

AMISTAD EN EL MATRIMONIO


Glynn Sccotty fue el hombre que se había casado más veces según el libro de los records. Cuando falleció permaneció una semana en el hogar de ancianos donde vivía sin que nadie viniera a reclamarlo. Al parecer no tenía amigos ni siquiera entre las 27 esposas que había tenido.

El hecho de estar casado no implica que haya amistad. La relación entre 2 personas puede tener diferentes maneras de desarrollarse: pueden ser extraños, conocidos, amigos íntimos, parientes, esposos, padres o hijos. No todo es absoluto, hay parientes que son extraños y aún padres e hijos o esposos que no son realmente amigos.

La amistad no es algo que viene incluido en el grado de parentesco o en el acta de matrimonio. Alguien puede fomentar una amistad solo por carta, teléfono o por Internet a través de una computadora.

Dos hermanos pueden estar viviendo juntos y sin embargo no ser amigos. También puede suceder lo mismo en un matrimonio.

Alguien dijo que la amistad no se compra en el supermercado como algo hecho sino que la amistad verdadera es una planta de lento crecimiento que debe enfrentar y resistir los golpes de la adversidad antes de ser una auténtica amistad.

Hay hogares en donde reina el amor y se manifiesta en forma visible y hay otros en donde existe el odio.

Pero la ausencia de odio no significa amor sino indiferencia. Hay parejas que llegaron a odiarse hasta matarse y hay otras que se aman entrañablemente y son verdaderos amigos. ¿Cómo lograr que la amistad sea una experiencia placentera y fructífera en el matrimonio? Hay algunos secretos que vamos a compartir.

1) Invertir tiempo:
Requiere tiempo, dedicación y estar disponible. El “no tengo tiempo”, “estoy muy ocupado” o “no puedo” usados a veces pueden tener su lugar pero no pueden ser usados siempre.
Esto no implica “cantidad de tiempo” sino “calidad de tiempo”.
El arte de desconectarse del trabajo, de las preocupaciones o de las amistades absorbentes para dedicar tiempo a los intereses de mi pareja, es el mejor alimento. Estar presente no solo significa tener el cuerpo en casa sino acompañar con los sentimientos, emociones y comprometiendo toda la vida espiritual.

2) Dar y compartir:
La verdadera amistad no es egoísta sino que vela por el otro. Quien intenta permanecer en el matrimonio, debe buscar en primer lugar la felicidad de su pareja, eso le permitirá encontrar la suya propia a través del cultivo de una amistad basada en la consideración y el amor. Es dando como se recibe.

3) Apertura, lealtad:
En una pareja de amigos, no hay secretos. Se puede hablar de cosas o sentimientos personales con plena confianza pues habrá comprensión, ayuda, lealtad y la seguridad de no ser traicionado. La traición de hecho hiere y destruye una amistad, pero la traición de palabra también puede herir y destruir.
Los esposos deben poder hablar francamente sus profundos dolores cuando éstos existan. Poner una pasta sobre una herida infectada puede extender y profundizar la infección.

4) Alegría:
Aunque la vida pueda provocar dolor, proporciona muchísimas alegrías. La alegría compartida y expresada es como el riego para la plantita de la amistad. Decía el poeta Khalil Gibrán: “En la dulzura de la amistad, pongamos risa y compartamos el placer”.
Los esposos deben poder hablar de cosas serias y profundas pero debe haber lugar para la alegría celebrada con risa desintoxicante.

5) Compatibilidad:
Cultivar y compartir las mismas normas de moral y conducta, los mismos valores y creencias, los mismos objetivos y metas, une en pensamientos, acción y sentimientos, ahuyentando los motivos de posible discordia y profundizando la amistad.

6) Facultad de resolver conflictos:
Un conflicto no es necesariamente un problema. Es diferente la explosión de un tanque de nafta de un auto que las explosiones controladas dentro del motor. Una destruye, la otra genera energía.
Las diferencias de opinión dentro del matrimonio pueden ser constructivas porque conducen a decisiones más sabias, mientras que las desavenencias descontroladas o con ofensas destruyen cualquier amistad.
La habilidad de ponerse de acuerdo tanto en cosas pequeñas como en grandes impiden que las diferencias se acumulen.
La gente procesa sus diferencias como procesa los desperdicios en su casa: los sacan fuera cada vez que se producen o los acumulan y hacen una gran limpieza una vez al año. Uno puede tener pequeños o profundos intercambios de ideas, resolviendo los problemas cuando se presentan o esperar hasta que se produzca una gran explosión. Un consejero decía que los divorcios no son generalmente provocados por grandes obstáculos sino por 5000 cucharaditas de suciedad que destruyen el matrimonio.
Toda pareja tiene algún motivo de discusión ocasional. Si no existe ese motivo es porque está demasiado asustado, disfruta de la miseria o no le importa nada. Los buenos amigos también discuten y tienen puntos de vistas encontrados en algún tema. No hay en el mundo dos personas iguales.
Esas diferencias hacen que la vida sea interesante y son la esencia de las relaciones. Si tengo un punto de vista diferente a un desconocido que vive en África no tengo necesidad de pelear con él pero cuando uno está identificado o asociado con alguien, las diferencias de opinión pueden tener algún desenlace no muy grato. La combinación de cercanía y diferencias crea un flujo de energía negativa. Cuando ese flujo es poco lo llamamos discusión, cuando es mayor, pelea. Mal manejado ese flujo de energía puede ser destructivo. Cuanto más se acelera un auto atascado en la arena, más se hunde.
Algunas parejas discuten y discuten logrando empantanarse cada vez más. Es semejante a aquél hombre que se quejaba porque después de cocinar un huevo durante 4 horas lo encontraba todavía duro.

7) Simpatía:
Hay personas que naturalmente consiguen amigos y los conservan. Norman Peale informa de un estudio dirigido por el departamento de psicología de una universidad de EE.UU., en el que se analizaron 100 características de la personalidad que hacen que un individuo sea estimado o detestado.
El estudio revela que para ser estimada una persona debe reunir 46 características favorables. ¿Quién podría cumplirlas? Nos consolamos pensando que el evangelio enseña que se necesitan sólo dos cosas para que una persona sea estimada y gane amigos: el amor sincero y el interés por los demás.
Alguien dijo una vez que “El mundo es un espejo que refleja nuestro propio rostro”. Un ejecutivo creía que toda la gente de Bs. As. era antipática. Cuando bajó del avión en Ezeiza saludó con cortesía y una sonrisa al de la aduana que revisó su equipaje, también al taxista, al ascensorista del hotel, a la mucama.
Finalmente encontró que Bs. As. había cambiado, todos eran simpáticos. ¿O era él quién había cambiado?.

Por ejemplo:
No es posible obligar por la fuerza a la tortuga a sacar sus patas o su cabeza de su caparazón. Basta con dejarla al calor del sol y lo hará espontáneamente.
Mostrémosle al perro un palo y nos mostrará los dientes, en cambio hablémosle con cariño y moverá su cola en prueba de contentamiento y amistad.
Los celos, tanto profesionales como sentimentales, la competencia entre esposos, las amistades absorbentes fuera de la pareja, la dedicación a los hijos dejando de lado los intereses de la pareja, el vivir cada uno por su cuenta y otros aspectos de la vida matan la planta de la amistad.
Para ser amigos de quién nos acompaña en la vida tan de cerca como nuestro cónyuge, es necesario mostrar con palabras y hechos cuán importante es él o ella para nosotros.
Sería importante si a partir de ahora no sólo tratamos de convivir con quien está a nuestro lado sino de fomentar una amistad con ella/el.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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