febrero 28, 2011
Si perseveramos, podemos lograrlo.
Una de las características necesarias del carácter para lograr las metas que nos proponemos es tener perseverancia para continuar, pese a los obstáculos que seguramente encontraremos, hasta realizar nuestro objetivo. De ahí que la perseverancia es fundamental para alcanzar el éxito y la felicidad (Exiticidad).
¿Qué es la perseverancia? Es mantenerse constante en la prosecución de lo comenzado; es durar permanentemente o por largo tiempo. Uno de sus sinónimos es la persistencia. Es, en general, un esfuerzo continuo hasta lograr la meta u objetivo propuesto.
Todos tenemos la experiencia de que es relativamente fácil empezar algo, para esto sólo basta tener un poco de entusiasmo. El continuar y persistir una vez que aparezcan las dificultades u obstáculos es cosa diferente; ya que a partir de ese momento se requiere un esfuerzo diferente para continuar hasta lograr el éxito.
Algo similar sucede con las ideas para emprender un proyecto, establecer un negocio o crear alguna innovación – esta es la parte más sencilla y más fácil; llevarlo a la realización, a la práctica, es otra cosa ya que para esto se requiere disciplina, trabajo, paciencia, voluntad inquebrantable y sobre todo perseverancia.
John Quincy Adams, sexto presidente de EE.UU. y considerado uno de los más grandes diplomáticos de la historia estadounidense, expresaba: "la paciencia y la perseverancia tienen un efecto mágico antes las cuales las dificultades desaparecen y los obstáculos se desvanecen".
Thomas Carlyle, historiador y filósofo escocés, expresó: "la permanencia, perseverancia y persistencia a pesar de los obstáculos, el desaliento y las imposibilidades es lo que diferencia un alma fuerte de una débil".
Y Orison Swett Marden fundador de Success Magazine (La revista Éxito), prolífico autor de libros sobre motivación, expresó: "Hay algo de genialidad en la persistencia. Conquista a todos sus opositores. Da confianza. Anihila los obstáculos. Todos creen en una persona con determinación. Las personas saben que cuando él o ella se propone algo lo logra".
Como un ejemplo vívido de los resultados de la perseverancia se puede mencionar el caso del escritor peruano Mario Vargas Llosa que acaba de ser galardonado por la Real Academia Sueca con el Premio Nobel de Literatura del 2010. Mario Vargas Llosa empezó su pasión por la literatura desde muy temprana edad y a los 14 años escribía cartas amorosas para sus amigos y pequeñas novelas románticas picarescas que vendía a algunos de sus compañeros del Colegio Militar Leoncio Prado; es oportuno expresar que inclusive su padre, por propia declaración del escritor, quería que abandonase su inclinación literaria. Pese a influencias contrarias externas, Mario Vargas Llosa persistió en dar rienda suelta a su imaginación escribiendo novelas, ensayos, críticas y obras de teatro durante toda su vida y a los 74 años de edad logra el máximo premio mundial de la literatura. Es un ejemplo de la persistencia en continuar los sueños, convertirlos en realidad y lograr el éxito.
Con perseverancia en la acción, que implica constancia, firmeza y tesón, se puede lograr lo que una persona se propone, cualquiera que sea la magnitud de esa meta; ya que utilizará los medios requeridos, de la mejor manera posible para llegar a ese fin.
El célebre escritor e historiador británico Samuel Johnson expresó: "las grandes obras son realizadas no por la fuerza, sino mediante la perseverancia".
La perseverancia es un valor que se adquiere mediante la práctica, trabajo, conocimiento, paciencia, determinación y sobre todo actitud. Para desarrollar la perseverancia hay que prepararse para aceptar las derrotas o fracasos, aprender de los errores y jamás dejarse dominar por los pensamientos negativos o pesimistas. Hay que seguir tratando y tratando con optimismo y esperanza y no darse por vencido jamás hasta alcanzar las metas fijadas.
Para perseverar hay que pensar constantemente en las metas y tener la confianza en sí mismo para continuar con determinación hasta convertir en realidad lo que se ha propuesto. Con perseverancia se va en camino hacia el éxito.
febrero 21, 2011
Líder, no super héroe
Son muchas las definiciones que se han dado acerca de lo que es el liderazgo, las características de un buen líder y el concepto que nosotros mismos podamos tener sobre el tema.
En muchas ocasiones tendemos a endiosar a personas que por sus cualidades, trabajo y el éxito logrado en el mismo han tenido determinada trascendencia, esto hace que se vean ante nuestros ojos como superiores, inalcanzables y difíciles de imitar.
En realidad esto no es así, si observamos con detenimiento, muchos de los grandes líderes no pertenecen a una determinada clase social, grupo étnico o religioso, simplemente son personas que con mucho esfuerzo han convertido su pequeño sueño en una realidad constante y muy cautivadora para sus seguidores. Son personas que se han hecho a base de trabajo y la experiencia que sólo se consigue a través de los errores cometidos.
Podemos encontrar muy frecuentemente como habilidades principales en ellos:
La capacidad de traducir las miles de ideas que existen en su mente en un objetivo concreto que se podrá ampliar en la medida del tiempo, esto es lo que se conoce como tener visión.
La segunda habilidad es poder transmitir este sueño a un determinado grupo de seguidores de manera tal que ellos se quieran comprometer con dicha causa y lo hagan de manera voluntaria y sin manipulación. Para lograr transmitir un concepto no se necesita ser un gran orador, simplemente se requiere mucho conocimiento sobre el tema y un lenguaje práctico y sencillo lleno de ejemplos y analogías que cualquiera pudiera dilucidar con facilidad.
De la anterior, es decir, de la forma como se transmitan los conceptos depende mucho la tercera habilidad que es la de generar confianza y credibilidad, esto logra un mayor grado de compromiso y se refleja en un mayor esfuerzo que finalmente se traduce en el éxito del trabajo puesto en marcha.
Pero creo que tal vez la habilidad más importante de un líder es sembrar la semilla en sus colaboradores para que cada uno sea un líder individual comprendiendo que por más alto, gordo o flaco, tímido o audaz que pueda ser, siempre podrá explotar y transmitir lo que se ha mencionado anteriormente.
Un líder no nace y tampoco se hace de la noche a la mañana, un líder se forja a través de trabajo, dinamismo, fe en lo que se quiere, optimismo, confianza en el grupo de trabajo y mucha dedicación.
Autora: Marcela Cuesta
febrero 14, 2011
Recomendaciones para mantener una buena relación
Todos las relaciones tienen baches, y éstos pueden surgir en cualquier momento. Lo fundamental es aprender a pasarlos de forma que no se sientan amenazados.
Sin importar cuánto tiempo tenga su relación de pareja (Matrimonio o noviazgo), existen reglas sencillas y básicas para recorrer el camino. Ponerlas en práctica no siempre resulta fácil, pero es vital. Si las sigue, fortalecerá su vínculo... y verá que las cosas buenas —diversión, sexo, confianza, afecto— se darán mejor que nunca.
1: Busque un equilibrio
El aburrimiento, la frustración y las fricciones diarias pueden extinguir la llama del amor. Para alimentarla, céntrese en las cosas buenas. He aquí cómo lograrlo:
Primero, tenga en cuenta que necesita hasta 20 comentarios positivos para contrarrestar el daño hecho por uno negativo (o por una mirada fría o un gesto de impaciencia). Así que use más los primeros y menos los segundos. Halague la camisa nueva de su pareja, los zapatos nuevos de las mujeres. Agradézcale su ayuda. Llámela a la oficina para decirle que piensa en ella, envíe un mensaje de texto con palabras positivas y de amor.
Asegúrese de que estos halagos y agradecimientos sean sinceros y específicos: “Gracias por encargarte de llevar el auto al mecánico” o “Qué lindo mantel. Siempre estás en los detalles”. Haga contacto visual cuando sonría o le diga algo agradable, y trate de acompañarlo con un sonido de alegría (por ejemplo, un suspiro de satisfacción). Una vez que logre este acercamiento se dará cuenta de que, además de conocer las cosas que molestan a su pareja, sabrá lo que lo hace feliz. Después de todo, así fue cómo empezó su relación. Se dará cuenta de que siempre es buen momento para una pequeña muestra de amor. Dele a su pareja un abrazo que diga: “Me alegra verte”, y un beso cuando la vea. Sorpréndala con una taza de café un día frio (y quédese a charlar). Disfrute de sus cualidades positivas y deje los defectos de lado.
Esboce una sonrisa de “Me encanta que estemos juntos” cuando hagan tareas conjuntas. Cada noche, antes de dormir, propóngase darle un largo beso.
2: Mantenga la cercanía
El tacto humano libera endorfinas, que hacen sentir bien a quien da y a quien recibe. Así que tómense de las manos con mayor frecuencia. Acaricie su mejilla. Reviva la forma en que se tocaban al inicio de la relación: dele un beso detrás de la oreja, pásele la mano por el cabello.
Usar más este tipo de contacto le ayudará a fortalecer su relación. Esto es importante, pues una unión sólida puede enfrentar cualquier tormenta (y estar mejor preparada para evitar una infidelidad). ¿Cómo crear este lazo? Primero, apoye a su alma gemela.
Póngase de su lado cada vez que pueda, cuando surjan problemas en el “mundo exterior”.
Guarde sus secretos, aunque en la oficina todos cuenten los de sus parejas. A menos que se trate de una emergencia, no permita que nada interrumpa el tiempo que tienen destinado a ustedes.
Hablando de tiempo para los dos, hagan el compromiso de conversar 30 minutos por día sobre sus planes diarios, metas y sueños. No vale hablar de cosas del trabajo ni de su relación. Se trata de construir una amistad. Los estudios muestran que ser amigos tiene recompensas, pues asegura una unión más cariñosa y sensual. Y no se olvide de encontrar tiempo para la intimidad, aunque tenga que anotarlo en su agenda. ¿Programar el sexo? Si es necesario, sí. Ser espontáneos es fabuloso, pero no siempre es posible.
Otra cosa que no deben esperar son las ocasiones para celebrar el éxito. Incluso las pequeñas victorias merecen reconocimiento. Si su relación anda sobre ruedas, vale la pena celebrarlo. Vayan a cenar a su lugar favorito, o hagan un viaje. Se lo han ganado.
3: Recuerde: nadie es perfecto
Es tentador culpar al ser amado cuando uno se siente enojado, desilusionado, aburrido o presionado, y es fácil creer que su pareja debe transformarse para que mejoren las cosas.
Cuidado: tratar de cambiar al otro lo pondrá a la defensiva y usted se convertirá en el malo de la película. ¿El resultado? Nadie cambiará, nadie asumirá su responsabilidad, todos serán infelices. Y echarle la culpa a su pareja significa ignorar el 90 por ciento bueno que tiene.
Para arreglar las cosas, quien necesita cambiar es usted. Si logra reconocer sus propios defectos y valorar a su alma gemela, sucede algo mágico: aumenta el optimismo. Uno se siente apreciado y ambos se ven motivados a modificar sus actitudes para ser más felices.
Un buen consejo es adoptar la filosofía japonesa que celebra la belleza de la imperfección o wabi sabi. La próxima vez que su pareja haga algo que le moleste, respire hondo y recuerde que las intenciones de su pareja son buenas, aunque la ejecución no lo sea. Del mismo modo, no pase por alto lo positivo.
Todos los días de este mes elija algo que le guste de él o ella, y dígalo: “Ella es considerada” o “Él me hace reír” y piense en un hecho específico que lo respalde: “Me lavó el coche ayer” o “Si estoy triste, me anima con su buen humor”.
Finalmente, no se abrume por sus propias imperfecciones. A veces nos culpamos por todo lo malo que pasa, y eso puede paralizarnos. Piense en sus propias virtudes, convénzase de que las tiene y ponga ejemplos: “Soy considerada: ayer le di a mi amor la última galletita” o “Soy sincero: le digo a mi amada lo que pienso”.
4: Conserve la chispa de su relación
El consejo que dan los expertos a los solteros que buscan a la pareja perfecta es: “Sea usted como quiere que sea su pareja”. Lo mismo se aplica en caso del matrimonio; mientras más feliz sea, más feliz será su unión, y más sencillo será resolver los conflictos. Si 15 minutos de yoga por la mañana, cambiar a café descafeinado o probar un nuevo pasatiempo lo hace sentir relajado, esos sentimientos positivos harán que tengan momentos más felices juntos.
Mientras tanto, admítalo: solía preocuparse mucho por su cabello y por buscar la prenda más sensual para llamar la atención de su pareja, y ahora se conforma con pantalones viejos y una camiseta descolorida para dormir. Es hora de mejorar su apariencia. Peine esa melena, lávese los dientes y cómprese una bata nueva. Sentirse cómodo con su apariencia se notará en su mirada. Es más factible que haga contacto visual, y eso encenderá la chispa en su cónyuge. ¡Y ya saben qué hacer después!
5: Siempre pelee limpio
Los conflictos son una parte normal, e incluso saludable, de cualquier relación. Lo importante es cómo los maneje. En un estudio realizado en Florida con parejas que llevaban mucho tiempo juntas, la habilidad para resolver problemas entre los dos fue un factor clave en el 70 por ciento de las parejas satisfechas; en contraste, solo el 33 por ciento de las parejas insatisfechas dominaba esta habilidad.
Con la actitud y las herramientas correctas, los conflictos abren la puerta hacia una mayor intimidad: la oportunidad de ser visto y amado por lo que realmente es y de aceptar a su pareja, con todo lo adorable y vulnerable que es, y construir una unión sólida sin que nadie se guarde las cosas o se derrumbe.
Lo primero es alejarse de la crítica, la confrontación y la hostilidad, que solo agregan leña al fuego. Investigadores de la Universidad de California que estudiaron a 79 parejas durante más de una década descubrieron que quienes se separan pronto peleaban larga y escandalosamente, y siempre estaban a la defensiva o listos para atacar. Por el contrario, las parejas felices evitan verbalizar los pensamientos críticos, impiden que las discusiones se salgan de control, y no usan palabras como “nunca” y “siempre”.
Si tienen una pelea, cambie el tema, inyecte un poco de humor al momento, muéstrele empatía o dedíquele un gesto especialmente afectuoso. Si es tarde para esto, pida una tregua, aléjese y trate de calmarse.
6: Elija el mejor momento y lugar
No empiece una charla que pueda convertirse en una discusión cuando esté cansado o hambriento. El hambre y la fatiga pueden desencadenar comentarios impacientes y pensamientos cínicos. Por lo mismo, evite el alcohol. Resérvelo para cuando se haya relajado la tensión... ¡entonces sí vale la pena brindar!
Nunca intente discutir temas sentimentales importantes si está ocupado con otra cosa. Apague la televisión o la computadora, descuelgue el teléfono y cierre el libro. Si está distraído o a punto de salir, elija otro momento para hablar. Los conflictos no se resuelven a las corridas.
7: Escuche
Lo mejor para mantener una relación sólida es hablar menos y escuchar más. Las culpas, los insultos y las peleas solo llevan a un mal final o, por lo menos, a un infierno en vida. Si una charla se vuelve una discusión, no interrumpa, ofrezca una solución o defienda demasiado pronto. Los sentimientos a flor de piel necesitan ser expuestos. Asienta con la cabeza, replantee lo que le exprese su pareja o diga un suave “ajá” para demostrar que toma en cuenta las emociones detrás de las palabras. A veces, lo único que necesitamos para sentirnos más cerca de alguien es prestar mayor atención a lo que dice.
febrero 07, 2011
Consejos para brindar un discurso
Dar un discurso es algo importante que quizas la mayoria de nosotros tendremos la oportunidad de hacer. Siempre es importante tener en cuenta los temas que vamos a tratar y tambien ahcer una buena presentacion.
Tambien es fundamental tener un par de tips para tener en cuenta al momento de armar la presentacion.
Investiga
Si sabes a quien le vas a hablar de tus sabios conocimientos, tendrás opcion de adaptar tu presentacion, asi tener mejor opcion de llegar fuertemente a ellos. A la vez te permite elegir temas que se relacionen con tu publico asi tendran mas atencion a lo que hablas.
De lo que hables, debe, tratar de ayudar a el comprendimiento de un problema o a comprender como alcanzar un objetivo. Tambien hay que tratar de ahcer una presentacion que quede en la mente de quienes escuchan, asi entenderan mucho mejor.
Anticipa el resultado
Todo discurso debe tener un objetivo que alcanzar, ya sea inquietudes, acciones, etc. Lo importante es no tratr de hablar de otras cosas que no sea tu tema central ( dependiendo del caso) O simplemente presentalos uno a la vez.
Cuenta una anécdota
Procura mantener la atención al momento de iniciar, cuenta las cosas que haz vivido con el tema y transmite lo que sientes respecto a lo que estas sintiendo. Usa pausas para que la audiencia tenga momentos para reflexionar y crear preguntas respecto a lo que hablas.
Relájate
Todos los que alguna vez han hecho un discurso se ponen nerviosos al hablarle a alguien. claro esta que a otros que tienen mucho mas miedo que otros. Usa la tecnica de imaginartelos en ropa interior. de alguna forma el miedo es bueno, porque hace quen te prepares mucho mejor.
Si le tienes pavor a dar un discurso, puedes practicar con un grupo de personas tu discurso, para prepararte mejor.
Diviértete.
Para hacer un buen discurso hay que divertirse; lo cual no significa que tengas que contar chistes uno tras otro. Simplemente haz del momento un rato agradable para quienes te estarán escuchando. Procura no exponerte a situaciones de estrés que provoquen una influencia negativa en tus palabras. Habla lento pero seguro y permite que sea tu voz la protagonista.
Ante todo, se tu mismo, vive la experiencia mucho más que tan solo leer unas notas o recitar un documento. Mantén la pasión y la espontaneidad.
febrero 02, 2011
Ser, pensar, sentir y actuar: nuevo paradigma de liderazgo
Alguien debería ofrecernos iniciar un viaje en el que se nos garantice la pérdida de nuestro equipaje. Quizás es algo que sólo podemos garantizar nosotros mismos. Un viaje interior para perder ese equipaje colgado a nuestra espalda y que, cada vez más pesado, va ralentizando y dificultando nuestro caminar liviano, hasta que llega un momento que prácticamente nos impide avanzar y nos hace caer de espaldas.
No llegamos a ser conscientes de cuán arraigados estamos a las experiencias que hemos ido acumulando a lo largo de nuestra vida. Experiencias que han servido para cristalizar aprendizajes, hábitos y patrones a los que nos aferramos y que acaban configurando lo que entendemos por aquello que somos, nuestra identidad como personas y, en el ámbito profesional, nuestro rol como directivos.
Estos patrones acaban generando una espiral que se realimenta por sí misma, de la que forma parte la conciencia de lo que somos, nuestros pensamientos, palabras, sentimientos y emociones, relaciones y acciones, reflejando en nuestro entorno aquello que en definitiva nos configura internamente.
Como directivos, hemos aprendido lo que es ser un buen jefe y gestor de los recursos que se nos asignan, y queda demostrada nuestra capacidad para conseguir resultados a través de otras personas. Sin embargo, no se nos ha enseñado cómo ser líderes capaces de vincular a estas personas para que quieran conseguir esos resultados, en el marco de organizaciones a las que las personas deseen pertenecer.
Del managment al directivo líder-coach
Hemos descubierto a través de aquellos directivos que, además de obtener buenos resultados en el negocio, están bien valorados por su entorno, que el directivo líder-coach se orienta a crear una visión compartida y a armonizar los objetivos de los colaboradores y los de la compañía. Refleja su actitud participativa, no sólo con sus colaboradores, sino también con sus superiores y colegas. Se concentra en lo positivo de las personas y, a partir de ahí, crea un clima que favorece el diálogo y el trabajo en equipo. Bajo este aspecto, le resulta más sencillo ayudar a sus colaboradores de una forma determinada, solucionar problemas y delegar con más eficacia.
Se preocupa de que existan unas reglas claras que sirvan de referencia. Es constructivo con los errores propios y los de los demás. Aborda los conflictos de forma abierta, valora las intenciones positivas que hay detrás de los distintos puntos de vista y busca, junto a los interesados, las soluciones que sean buenas para todos. Su manera de relacionarse, le permite reconocer con facilidad la contribución de cada uno en los resultados y elogia desde la convicción.
Se preocupa de que unos aprendan de los otros y se comparta el conocimiento. Apuesta por la formación de sus colaboradores y su desarrollo personal y les impulsa a que lo hagan de forma que encuentren lo mejor para el equipo.
Mantiene la atención para detectar nuevas posibilidades en su entorno. A menudo es capaz de reconocer tendencias antes que los demás. Los obstáculos estimulan su imaginación. Si un camino no funciona, elige otro distinto, hasta que encuentra aquel que le lleva al éxito.
Lo que creemos es lo que vemos
Nuestras presuposiciones o creencias determinan el significado que extraemos de las experiencias en nuestra vida (por qué) y constituyen el fundamento de nuestra identidad y rol, o lo que entendemos por ser un buen directivo.
Proporcionan la motivación y permiso necesarios, así como las pautas para desarrollar las estrategias de actuación y el despliegue de las capacidades necesarias para el logro de resultados. Los directivos de éxito manifiestan creencias y presuposiciones que potencian sus valores, su misión y su visión, y desarrollan estrategias que les permiten superar otras creencias limitadoras.
En muchas ocasiones, las creencias limitadoras están ligadas a lo que podríamos llamar nuestro saboteador interno. El trabajo del saboteador es mantenernos en la zona de confort. Pero queremos crecer, queremos alcanzar nuevas metas y vivir con más plenitud. Cuando vemos al saboteador como a uno mismo, o como parte de nosotros, de nuestra naturaleza, lo que se está reflejando es hasta qué punto estamos apegados a nuestros patrones, hábitos o creencias limitadoras, que nos anclan a una zona de confort que nos dificulta ir mas allá hacia nuestro propósito.
Los demás no están contra nosotros
Detrás de todo comportamiento activo o reactivo en nuestro entorno, siempre hay una intención positiva. Por ello, ten claro que nuestros colaboradores no son unos inútiles que no saben hacer nada si no estamos encima de ellos, ni nuestros colegas tratan en todo momento de hacer que quedemos en evidencia en los comités de dirección en relación a cómo llevamos adelante los proyectos.
Hemos de ser conscientes de que las personas actuamos teniendo en cuenta la mejor opción a nuestro alcance en cada momento y circunstancias concretas, por lo que es importante separar a la persona y su intención positiva de los resultados específicos de sus acciones.
Cuando nos encontramos con resistencias para llevar adelante nuestros objetivos, con colegas o colaboradores, hemos de tratar de identificar a qué intención positiva responden dichas resistencias, ya sea la necesidad de protegerse, de no mostrar su vulnerabilidad, de demostrar sus puntos de vista y valía personal y profesional, o cualquiera que estas sean y encuentrar la manera de responder a dicha intención, ofreciéndoles alternativas que les permitan satisfacer dichas intenciones y, a su vez, lograr ese propósito personal o de equipo que perseguimos.
Tu punto de vista no es el único ni el más válido
Buena parte de nuestro éxito como directivos viene dado por la riqueza de nuestro “mapa mental”. Ampliar nuestro mapa de la realidad es consecuencia de disponer de puntos de referencia que vayan más allá de los nuestros. Disponer de ese mapa más amplio, pasa por ser capaces de ponernos en el lugar de los demás y comprender, como si fuéramos nosotros mismos, cuáles son las expectativas, objetivos, ilusiones, miedos, etc.; por adoptar la posición de un hipotético observador imparcial de la situación, que nos de la perspectiva necesaria para no estar apegados a nuestros patrones y presuposiciones; por asumir la posición del conjunto, ya sea el equipo, departamento u organización y entender qué es bueno para éste; y por ser capaces de predecir cuál será su impacto en deferentes momentos a lo largo del tiempo, trasladándonos al futuro.
Si ves el mundo como una competición puedes ganar, pero también perder
Nuestras estrategias de ganancia son las maneras que las personas tenemos de relacionarnos con los demás y, en definitiva, la forma que tenemos de ver el mundo.
El objetivo del directivo líder-coach es desarrollar relaciones de alta calidad. Diseñar conjuntamente y alimentar estas relaciones. Relaciones, por tanto, en las que quienes crezcan sean los colaboradores y el equipo, que a su vez te facultan para crecer como directivo.
Desde este enfoque, mi éxito como directivo lider-coach no está en mis logros personales y profesionales, sino en los logros de mis colaboradores y de los equipos de los que formo parte y ésto sólo puede lograrse si se basa en una relación fuerte y de calidad.
Un nuevo paradigma para liderar
En este nuevo paradigma el directivo es alguien consciente de sí mismo y de su relación con el entorno. Ser, pensar, sentir y actuar es todo uno. Porque según quienes somos, creamos nuestros pensamientos; según nuestros pensamientos, sentimos y expresamos; según sentimos y expresamos, nos relacionamos y actuamos; según nos relacionamos y actuamos, recibimos; según recibimos, somos.
Fuente: http://liredazgo.blogspot.com
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