mayo 12, 2010
INTELIGENCIA EMOCIONAL
Hemos aprendido desde pequeños que el sentimentalismo (así se ha llamado al hábito de sentir a flor de piel las emociones y a mostrar en público esa forma de interpretar las vivencias) era propio de personas débiles, inmaduras, con déficit de autocontrol. Además, se ha extendido en nuestro imaginario colectivo el lugar común, machista como pocos, de que las emociones o -más aún- el llanto, pertenecen al ámbito de lo femenino. Sin embargo, todo evoluciona y va ganando terreno la convicción de que vivir las emociones es un elemento insustituible en la maduración personal y en el desarrollo de la inteligencia.
Sólo cuando entendemos nuestros sentimientos somos capaces de entender los de otras personas
Tenemos muy en cuenta nuestro espacio intelectual y no sólo le hemos dedicado tiempo y esfuerzo, sino que incluso la valoración que hacemos de una persona pasa, en buena medida, por sus conocimientos y habilidades intelectuales. Desde la educación, tanto reglada como no académica, se nos ha motivado para que saquemos el máximo partido a nuestros recursos intelectuales.
Nadie discute la necesidad de adquirir conocimientos técnicos y culturales para prepararnos (y reciclarnos) para la vida profesional, pero en una equivocada estrategia de prioridades olvidamos a veces la importancia de educarnos para la vida emocional. Aprender a vivir es aprender a observar, analizar, recabar y utilizar el saber que vamos acumulando con el paso del tiempo. Pero convertirnos en personas maduras, equilibradas, responsables y, por qué no decirlo, felices en la medida de lo posible, nos exige también saber distinguir, describir y atender los sentimientos. Y eso significa contextualizarlos, jerarquizarlos, interpretarlos y asumirlos. Porque cualquiera de nuestras reflexiones o actos en un momento determinado pueden verse "contaminados" por nuestro estado de ánimo e interferir negativamente en la resolución de un conflicto o en una decisión que tenemos que tomar.
Se llama Inteligencia Emocional a la capacidad para relacionarse con uno mismo y con los demás, comprendiendo nuestros sentimientos y los sentimientos ajenos. Es una clase de Inteligencia que sí se puede desarrollar y tiene más relación con el Éxito Profesional, Social y Familiar, y con el Bienestar de la persona que el propio Cociente Intelectual.
"El ingrediente más importante en la fórmula del éxito es saber cómo entenderse con la gente" Theodore Roosevelt.
La capacidad de Liderar un Equipo, de saber Solucionar Problemas, de Resolver Conflictos, como afrontar y salir fortalecido y motivado después de un fracaso, y como Dirigir y Orientar la propia vida y la de los que nos rodean para ser más felices son habilidades que se pueden desarrollar a través de ésta Conferencia Internacional de Inteligencia Emocional.
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