octubre 04, 2010
NUNCA DESISTAS DE TUS SUEÑOS
En la actualidad las presiones laborales, familiares o de pareja le han quitado el verdadero significado a la vida, haciendo que nuestros deseos por ser una mejor persona o alcanzar la felicidad pasen a segundo plano.
En este tema, el médico psiquiatra brasileño Augusto Cury, con más de 25 años de experiencia como terapeuta, apunta que los jóvenes somos quienes más presentamos estos impulsos por vivir la vida sin motivación y nuestros sueños son más volátiles.
“Estamos viviendo en un mundo de personas sin sueños, sin un objetivo que trascienda lo material y que pueda perdurar más allá de la propia existencia". Para el especialista, esto se debe a la sobreprotección que los padres ejercen en los hijos.
El especialista señala que todos tenemos muchos deseos pero pocos sueños, y no tomamos en cuenta que los deseos no son proyectos de vida y no resisten dificultades, mientras que los sueños sobreviven al caos, fortalecen las emociones, le dan armas a los débiles para que escriban su propia historia y reaniman a los deprimidos.
Cómo alcanzar tus metas emocionales
Para lograr un sueño, las emociones encontradas pueden significar una barrera. Tal vez sientes que eres decidido y la determinación está de tu lado, pero a la vez el miedo, pánico y ansiedad pueden apoderarse de ti y frenar tus deseos. Los especialistas recomiendan intercambiar la ansiedad por el riesgo y la angustia por ese cúmulo de emociones nuevas que deja una ilusión.
Ser un soñador empedernido no es una utopía, y aunque los demás te vean como un loco que desea cambiar al mundo o como un miembro más de los optimistas, no desistas, porque bien dicen que las pequeñas acciones generan reacciones en los demás.
Desarrolla tu introspección y dedícate a recordar esos momentos en los que sin inhibiciones te veías como una persona sin complejos. El autodiálogo es lo más importante, porque así recuperas tu objetivo inicial de vida.
No te olvides de ti y sé feliz, toma el lado positivo de todas las vivencias del día y recupera esa capacidad de sorpresa que te da por ejemplo un helado de chocolate o tu comida favorita. Lee un buen libro y ve esa película que alguna vez te hizo soñar que eras el héroe de tu propio cuento.
Lo vital es nunca avergonzarte de tus sueños y luchar por alcanzarlos.
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